El sándwich de miga es un histórico “comodín” para diferentes ocasiones de consumo y momentos del día. Durante los últimos años, a los rellenos clásicos –de jamón y queso, queso y tomate, atún o huevo– se sumaron nuevas variedades más creativas que despiertan el interés de los clientes.
Sobre todo con la llegada del verano y el disfrute del aire libre, son un plato interesante para incorporar a la carta. En este artículo, te compartimos algunas sugerencias sobre cómo hacer un sándwich de miga renovado y que se convierta en una propuesta diferencial de tu menú.
El origen del sándwich de miga
El sándwich de miga fue elaborado por primera vez en 1925 en el Café Mulassano, una confitería de la ciudad de Torino en la que se ofrecían más de 40 variedades. Esta receta llegó a nuestro país de la mano de los inmigrantes y se convirtió rápidamente en un infaltable de los menús de los bares y cafeterías locales. La única diferencia con la preparación original es que aquí se servían en formato rectangular mientras que en Italia tenían forma de triángulo.
La base: el pan
El pan de miga es el ingrediente diferencial de este tipo de sándwich: si bien se puede elaborar de forma casera –de harina blanca o integral–, existen proveedores especializados a los que recurrir.
Los llamados “simples” tienen dos capas de pan, mientras que los “triples” tienen tres.
Algunas sugerencias:
- Porcioná los rectángulos de miga con extremo cuidado para que los bordes sean cortados de manera uniforme.
- Es clave untar el pan: una versión más tradicional puede ser con manteca o Mayonesa Hellmann’s, pero también podés innovar usando Savora –ideal para combinar con algunas carnes o pickles– o Ketchup Hellmann’s.
- Es importante cuidar la humedad: te sugerimos cubrirlos para evitar que se resequen y reservarlos en la heladera.
Diferenciate por tus rellenos
Con el objetivo de darle una nueva impronta a las variedades de sándwich de miga, lo ideal es sumar nuevas opciones y sabores creativos:
- Innová en los rellenos para que tengan diferentes sabores y texturas en un solo bocado: pollo, matambre arrollado, roast beef, trucha o pastrón pueden ser opciones de carnes, mientras que los encurtidos serán clave para aportar acidez, las verduras de estación darán frescura y los frutos secos, crocancia.
- Incluso dentro de la clásica combinación de fiambre y queso se puede innovar. Más allá del jamón, evaluá usar bondiola, bresaola, mortadela o panceta. Entre los quesos, tené en cuenta el gouda, emmental, feta o edam.
- Ante la llegada de los días más cálidos, te proponemos también sumar vegetales crudos de estación a tus preparaciones para ofrecer una versión fresca y saludable. Esta opción resulta ideal para almuerzos ejecutivos y take away.
- Finalmente, los encurtidos pueden convertirse en los mejores aliados al momento de darle un sabor diferencial a tus sándwiches de miga. Preparaciones como pepinos agridulces, cebollas o berenjenas al escabeche son algunos de los ingredientes que podés sumar a tu menú.
Experimentá con opciones tibias y calientes
El tostado de jamón y queso es el plato imbatible de los bares y cafeterías porteñas. Con eso como base, podés probar con opciones tostadas, prensadas o selladas en la sartén o incluso al horno.
A lo largo del país, existen otras variaciones que te recomendamos tener en cuenta al momento de pensar nuevas ideas. Una de ellas es el “Charly”, consumido principalmente en la provincia de Jujuy. Se trata de un tostado triple al que se le colocan fetas de queso dambo en la superficie y que, al calentarlo, forman una deliciosa cobertura, al estilo del croque madame. Por su parte, en la ciudad de Rosario, Santa Fe, se ha popularizado el “Carlitos”, un tostado tradicional de jamón y queso cuya diferencia se basa en que incluye Ketchup entre sus ingredientes.